Por favor, disfrute de este blog escrito por @Rodolfo Christophersen.
Una región con potencial pero rezagada
En un contexto global donde la transformación digital redefine la práctica legal, Latinoamérica enfrenta un desafío crítico: la baja adopción de tecnologías legales en departamentos jurídicos y estudios de abogados, con la notable excepción de Brasil.
La paradoja del innovador-jurista
Numerosos estudios realizados por consultoras especializadas en el ámbito legal coinciden en que los profesionales del derecho reconocen la importancia de implementar iniciativas de innovación. Estas acciones son vistas como esenciales para aumentar la productividad y eficiencia de los equipos legales, permitiendo la reducción de tareas manuales, repetitivas y de poco valor agregado. Por ejemplo, un informe de Thomson Reuters México destaca que la digitalización y automatización de procesos, como la gestión de contratos y documentos, están transformando la operatividad del derecho corporativo en Latinoamérica. Según el mismo estudio, muchos encuestados planean incorporar tecnología en estas áreas durante 2024.
Sin embargo, en la región, la implementación efectiva de estas iniciativas enfrenta desafíos significativos. Aunque los equipos legales reconocen los beneficios de innovar, en la práctica, la adopción es limitada. Esto se debe, en gran parte, a que las iniciativas de innovación suelen recaer sobre abogados internos, asociados e incluso socios de los estudios jurídicos, quienes deben compatibilizar sus responsabilidades diarias con las tareas de innovación. En muchos casos, esto los obliga a priorizar lo urgente por sobre lo estratégico.
Pensemos en un ejemplo concreto: un abogado interno que lidera la implementación de un sistema de gestión de contratos (CLM), pero que también es responsable de redactar, negociar y lograr la firma de contratos comerciales. Ante la presión del área comercial para cerrar acuerdos rápidamente, es probable que decida postergar el avance del CLM, aun cuando existiera un plan de implementación definido e incluso una inversión ya realizada. Al fin y al cabo, su principal responsabilidad es asegurar que los contratos salgan en tiempo y forma.
Esta situación ilustra un fenómeno preocupante. No solo se ralentiza la ejecución de las pocas iniciativas de innovación que existen, generando frustración entre los líderes legales y financieros que esperaban resultados concretos en plazos más breves, sino que este tipo de experiencias pueden desincentivar futuras inversiones. Así, el ecosistema entra en un círculo vicioso: a mayor desilusión, menor interés en innovar.
Qué se necesita para romper el ciclo
Lo primero que debe comprenderse es que los líderes de departamentos jurídicos y despachos legales en Latinoamérica necesitan adoptar una visión estratégica si desean alcanzar resultados sostenibles en términos de eficiencia, productividad y optimización. Estos resultados no se obtendrán sin una inversión concreta en recursos humanos: es indispensable destinar presupuesto específico (en headcount) para conformar equipos diversos y multidisciplinarios que se dediquen de manera exclusiva a la identificación, planificación e implementación de proyectos de innovación. Estos equipos deben operar con objetivos claros, métricas de impacto, estructuras verticales y criterios de priorización que permitan escalar resultados de forma ordenada y efectiva.
Un paso clave es incrementar el número de profesionales que trabajen full-time en innovación legal y operaciones jurídicas. En esta materia, Latinoamérica aún está muy rezagada frente a otras regiones. Según una encuesta de Bloomberg Law publicada en enero del año pasado (2024), más del 50% de los abogados internos encuestados en empresas de Estados Unidos se desempeñan a tiempo completo en tareas relacionadas con innovación y operaciones legales. En el caso de las firmas de abogados, ese porcentaje alcanzaba el 45%. Estos niveles de dedicación aún distan mucho de lo que suele observarse en nuestra región, donde estas funciones, cuando existen, tienden a estar repartidas entre profesionales con múltiples responsabilidades operativas.
Lamentablemente, no contamos aún con estudios enfocados exclusivamente en Latinoamérica que nos permitan dimensionar con precisión cuántos profesionales legales se dedican a tiempo completo a funciones de innovación y operaciones legales. Sin embargo, no tengo dudas de que estamos muy por debajo de los porcentajes observados en Estados Unidos. Me atrevería a decir que, si se realizara una encuesta similar en la región, la opción predominante sería “Nadie lo hace”, seguida muy de cerca por “Lo hace alguien, pero como parte de otras tareas”.
Desde mi experiencia personal como Head de Legal Operations en Mercado Libre, puedo afirmar que contar con un equipo enfocado al 100% en proyectos de innovación hace una diferencia enorme. No solo permite avanzar con mayor velocidad en los planes de implementación, generando los beneficios esperados en ahorro de tiempo y dinero, sino que también abre el panorama para identificar una cantidad mucho mayor de oportunidades de mejora.
Más allá de la tecnología: innovación en procesos
Es importante destacar que la innovación no debe entenderse únicamente como la incorporación de nuevas tecnologías —aunque éstas ciertamente generan beneficios exponenciales—. La verdadera transformación también pasa por rediseñar procesos, documentar políticas y playbooks, optimizar la gestión de proveedores externos y presupuestos, y repensar los modelos operativos tradicionales. Estas acciones, que requieren poca o ninguna inversión tecnológica, pueden tener un impacto tan significativo como el de las herramientas digitales más sofisticadas.
Llamado a la acción
Según un estudio de la Grand View Research, el mercado de tecnología legal en Latinoamérica está proyectado a crecer a una tasa anual compuesta (CAGR) del 9,8% entre 2024 y 2030. Esta cifra supera a la de Estados Unidos (7,8%) y es ligeramente superior a la de Europa (8,9%).
Ello nos muestra que la transformación digital del sector legal en Latinoamérica no es una opción: es una necesidad urgente. La región cuenta con el talento y el potencial para liderar en innovación legal, pero necesita de la convicción y el compromiso de quienes están al frente de los departamentos jurídicos y firmas legales. Solo así será posible capitalizar las oportunidades que seguirán surgiendo, convertir las ideas en acciones concretas y finalmente cosechar los beneficios que tanto necesita —y merece— el ecosistema legal latinoamericano.
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